jueves, 23 de febrero de 2012

Música de los encantos

Está dormida, inmóvil en los húmeros despiertos
de mis alas. Se deshacen los instantes, corren
por el sueño ido en los bostezos. Llegó el sonido
de un beso desprendido como hoja madura
que sonrió el otoño. Vivos caminan los ríos
respirando las horas dulces de su piel, suena
el agua, entona su música el arpa erótica
que despierta la noche, con el ruido sutil
de su compañía. Se inició el concierto con
las últimas notas de su muslos dormidos.
Párpados sienten la corriente entre dos muros
conversando en silencio, comienza a llenarse
la dormida fuente. Se colman los afluentes,
al compás de caricias despiertas.