Paseo
alegre
Cuajado de deseos, tu pecho recuerda:
la ceremonia vespertina de mi esfuerzo.
Se recogen las lluvias de aquel jardín soñado
cual invierno despierto que se ha
posado en ti,
absorto el intento, paseando está tu carne
en cada primer piso de la calle desnuda.
Abrázame, exprímeme hasta que la sed sacie
la fuerza, no importa si no son tuyos
los abrazos, oprímeme,
hasta deformar mi cuerpo
en los poros despiertos en la ida o
la vuelta,
déjame caminar por el túnel, la vía, ser la ruta
del tranvía diseñada en tus formas.
Ya el vestido midió este espacio,
calculó
cada tramo planeado por sus manos,
ahora, falta la mañana que se siente en la tarde
para seguir andando con mis pechos tus labios.
Por Andrés Toribio
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